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Un medio económico de optimizar la información de la imagen es el uso de filtros ópticos. La idea básica en la mayoría de los casos es aumentar el contraste en la imagen resultante. Esto puede lograrse, por ejemplo, suprimiendo los rangos de longitud de onda que interfieren en el espectro luminoso, de modo que los elementos de color puedan ser aclarados u oscurecidos, como cuando se utiliza la iluminación de color. Se pueden evitar las influencias molestas de la luz extraña o, simplemente, limitar las longitudes de onda de la luz utilizada de forma que el sensor de la cámara funcione de forma óptima.